Por Ana María Constaín
Amadas hijas,
A veces no quiero ser mamá.
Quisiera poder poner pausa a su existencia para tener trozos
de vida en los que yo, sea solo yo.
Porque su presencia a veces es demasiado intensa. Demasiado
permanente.
Ustedes están cuando mi enfermedad y mi cansancio piden
cama,
Y cuando mi tristeza necesita silencio y quietud,
Aparecen en medio de conversaciones,
Provocan cuando mi rabia necesita espacio para no cruzar el
punto de no retorno.
Sus necesidades se interponen en propuestas de trabajo
Sus enfermedades en planes con amigos
Y constantemente se asoman cuando sale lo peor de mi.
A veces no quiero ser mamá
Porque me pregunto si sirvo para eso,
Porque amadas hijas,
les confieso que difícilmente mantengo viva una planta,
He descubierto que soy muy mala ama de casa
Que no me gusta que los demás dependan de mi,
Y que fuera del trabajo me aburre jugar.
Así que con frecuencia la responsabilidad me aplasta, la culpa
me consume, y me siento agotada, porque la vida no para, y sus necesidades
tampoco.
Si, me cuesta decírselo, pero a veces no quiero ser mamá.
Especialmente, cuando no soy la mamá que debería. Supuestamente.
Me peleo tanto con la mamá que soy, que en esa lucha queda
poco espacio para ustedes.
Pero a veces, puedo darme espacio para ser.
No la mamá. Yo. Así
completa con todo lo que soy.
Y entonces hay espacio para ustedes. No las hijas. Ustedes.
Con todo lo que son.
En ese encuentro infinito, me doy cuenta de que la lucha es
una pelea de roles. No de seres.
Y cuando puedo deshacerme del rol, entro en éxtasis.
Algo mágico sucede. Nos conectamos y puedo ver la inmensidad
de la existencia.
Me percato de cómo sus enfermedades me paran cuando el ritmo
me está sobrepasando,
Y como su presencia me ha permitido elegir y construir mi
trabajo con tanta consciencia
Veo como sus emociones son alarmas que me alertan cuando
estoy perdiendo mi centro,
Y me asombro ante la manera en que me invitan a habitar el
presente, diluyendo la ilusión de futuro.
Sus cuerpos despiertan el mio, y desbloquean canales
cerrados ante la dureza que también hay en el mundo.
Y comprendo que ese, el peor lado de mi, que ustedes sacan
con admirable perseverancia, no es más que la parte mia que más amor necesita,
y que una vez afuera, puedo ver de frente para abrazarla y reconciliarme con
ella.
Con cada plan cancelado suelto el control y aprendo a
confiar,
Y cuando los gastos aumentan reconozco mi abundancia y me
doy cuenta de todo lo que puedo aportar al mundo.
Sus incontables necesidades, me muestran que puedo pedir ayuda,
y que siempre, hay manos disponibles
Cada día soy testigo de que ustedes son mucho más que el
resultado de mi crianza.
Amadas hijas,
Cuando no quiero ser mamá
Es porque esa palabra tiene mucha carga.
Muchas expectativas, significados, exigencias, deberías y sacrificios.
Yo quiero trascender la palabra.
Quiero Ser a su lado, conectando
con ustedes para poder acompañarlas en su camino.
Enseñarles lo que pueda, y dejar que otros sean parte de su
vida para enseñarles lo que también saben.
Sé que yo no soy suficiente, y sé que ustedes no son mías.
Yo soy su guardiana, mientras me necesiten.
La representación del Amor incondicional en la tierra.
Quiero estar para que juntas nos recordemos el camino hacia
el centro, cada vez que lo olvidemos.
Sabiéndonos el Todo, sin perder la individualidad.
Honrando y respetando el camino único de cada una.
Soltando la idea de que soy yo la que moldea sus vidas
Renunciando a ser indispensable,
Abriendo paso a la libertad, y a la confianza
Quiero darles lo que desde mi esencia surge cuando entramos
en sintonía, y desde ahí hay un flujo de Amor que crea terrenos fértiles
Amadas hijas,
Más que su mamá quiero Ser todo lo que Soy a su lado.
Gracias a ustedes y para ustedes.
Que bonito Ana.
ResponderEliminarme muero de Amor Ana, impresionantemente bello. Me he emocionado muchisimo. Gracias
ResponderEliminarmaravilloso ana, que linda manera de expresar la exigencia de la maternidad, nuestros hijos simplemente nos hacen mas humanos.
ResponderEliminarComparto ese sentimiento y esa frustración, aceptarnos como las mamás que somos y las mujeres que seguiremos siendo nos da la libertad para seguir viviendo al margen de las expectativas de la sociedad y de las propias.
ResponderEliminarBellaSi tus palabras que llaman también a la reflexión
ResponderEliminarMuy lindo. Muy cierto.
ResponderEliminarQue cierto,humano,tierno y bello. Me ha emocionado,conmovido y me he sentido muy identificada con muchas de las cosas que has descrito.Gracias.Imma
ResponderEliminarEs increíble como puedes expresar eso que a la mayoría de mamas nos cuesta tanto, el poder decir estoy cansada , y poner nuestras propias necesidades! Gracias por este escríto me llega a lo más profundo...
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