Por Ana María Constaín
Mamá y papá tigres, Padres helicóptero,
Crianza autoritaria, crianza permisiva,
crianza instintiva, crianza respetuosa
Crianza positiva, crianza libre, crianza
lenta, crianza con amor, crianza con apego,
Crianza consciente,
Categorías que muestran nuestra necesidad
de pertenencia y seguridad.
Si crío de esta manera todo saldrá bien.
Está documentado, investigado, demostrado. Hay cientos de padres y madres que
me dan la razón.
Nos agrupamos, según estas categorías,
con personas que comparten nuestras ideas. Voces que hacen eco a las nuestras y
nos dan certeza de que vamos por el camino correcto.
Obtenemos la ilusión del control.
Vamos construyendo la Verdad y la
alimentamos con la evidencia que sesgadamente elegimos para demostrar (y
demostrarnos) que estamos en lo cierto: nuestra manera de criar es la adecuada
y todo aquel que no lo hace de esta manera está profundamente equivocado y va a
tener que afrontar las catastróficas consecuencias tarde o temprano. Peor aún,
SUS hijos van a tener que asumir la negligencia de una mamá y un papá que no
supieron ver la Verdad.
La crianza consciente parecía trascender,
al menos un poco, esta mirada parcial sobre la verdad. Parecía pretender tener
una mirada más amplia.
Me parece que al final caímos en lo
mismo.
La crianza consciente, para mí, no se
trata de una manera de criar a los hijos. Ni de unas pautas concretas de lo que
debemos hacer. Para mi la conciencia no esta ligada a un tipo específico de
alimentación, pedagogía, hábitos nocturnos, maneras de parir o disciplinar. La
conciencia no dictamina una forma de hacer las cosas, ni está ligada a una
corriente específica de pensamiento.
La conciencia, en mi opinión, tiene que
ver con la posibilidad de darse cuenta. De poder ampliar la mirada y comprender
que somos más que un personaje limitado con el que hemos aprendido a
sobrevivir.
La consciencia es ver más allá de nuestro
ego. Más allá de la superficie y de la forma. Saber cada vez más desde donde
actuamos. Reconocer nuestra sombra, nuestra historia, nuestras creencias, nuestras
emociones, nuestros pensamientos. Expandirnos. Darnos cuenta de el ser esencial
que somos. Sabernos amor.
Y sabernos personas. Humanas.
La crianza consciente es al final la
posibilidad de elegir.
O al menos de saber que no estamos
eligiendo, sino actuando automáticamente o influenciados por un entorno al que
no podemos eliminar.
La posibilidad de elegir aparece cuando
desde esa mirada amplia podemos comprender que no somos una cosa u otra.
Nuestra identidad se expande. Los límites de nuestra personalidad se amplían.
Nuestra supervivencia y necesidad de amor
ya no están en juego y entonces podemos actuar con libertad, conscientes a la
vez de nuestras limitaciones.
Todos los matices caben. La Verdad no es
una sola. La certeza viene del interior.
Podemos ser esto y también lo otro.
Podemos elegir del abanico de posibilidades.
En este momento soy autoritaria, más
adelante permisiva, después elijo dormir con mi hija, ahora quiero dormir sola.
Hoy le doy miles de dulces, mañana tal vez solo verduras. En este momento elige
su ropa, el sábado le digo que ponerse.
Elijo quedarme en casa, ahora quiero
salir a trabajar. Me doy cuenta de que extraño a mi pareja y estoy agotada.
Ahora tengo ganas de jugar todo el día.
Soy mamá monstruo, mamá pegote, mamá oso,
mamá tigre, mamá gallina.
Soy mujer, y esposa.
Soy mamá trabajadora. O mamá ama de casa,
Soy mamá sobreprotectora, exigente,
autoritaria.
Permisiva, flexible, rígida
Feminista, machista, liberal y
conservadora
Competitiva, cooperadora
Soy mamá justa, mamá cruel,
Mamá culpable, mamá agotada, mamá
realizada, mamá enamorada
Danzo con la vida, me estanco, tengo
claridades, y confusiones.
Me obsesiono con las lecturas, medito, me
olvido, me castigo, me exijo
La conciencia me da la posibilidad de
elegir. Cuando es posible, Cuando me es posible.
Y si no al menos de darme cuenta
Hago conciencia. Me veo, Me siento, Me doy
cuenta
Conecto
Se
Soy
Amo
Soy mamá
Soy mujer
Soy persona
Soy humana
Soy un ser esencial