miércoles, 30 de enero de 2019

Amarnos radicalmente

Si, quizá el cuerpo responde a la mente, es cierto.
Sin embargo, he experimentado que el cuerpo responde al alma.
Más que responder la refleja, danza con ella.
Tal vez no se trate de hacer correcciones adentro para que se vea el resultado afuera. Más salud, más belleza, más perfección.
Tal vez se trata de dejar que se despliegue nuestra verdadera naturaleza, sin esfuerzo alguno, sin exigencias, sin objetivos específicos. ¡Cómo si supiéramos!
Abandonar la lógica causa-efecto. Amarnos radicalmente y permitir que nuestro cuerpo vaya ajustándose a lo que nuestra alma necesita en cada momento. Abandonar toda batalla.

martes, 22 de enero de 2019

La batalla con la comida

La batalla con la comida ocupa tanto espacio que ni cuenta nos damos. Se disfraza de nobles intenciones. La.salud y el fitness, la espiritualidad, la compasión por la vida, la purificación, la ascensión.
Es una batalla, porque no es una relación amorosa. Es unilateral, restrictiva, compulsiva, agobiante, obsesiva, controladora, dominante, y tanto otro , como nuestra propia relación con nuestro cuerpo.
Cómo tantas cosas, aquello que he logrado distraer en mi, con mis hijas sehace evidente de tal manera que me es imposible darle la espalda.
Mi amor por ellas es más grande que mi amor por mi, y en esa práctica permanente de amor por ellas, puedo finalmente amarme. Mi corazon se abre radicalmente y todos aquellos lugares olvidados son alcanzados, aunque duela. Pero en su presencia, el dolor no es obstáculo, y no me queda más opción.
Frente a ellas no hay ninguna otra posibilidad.
Así que MI batalla con SU comida me está abriendo puertas.
A mis manos llegó por estos días un libro maravilloso de Camila Serna. Estaba a la espera de ser leído, y el fin de las vacaciones me impulso a hacerlo.
Porque en las vacaciones está batalla es contundente. Cuando el calor nos quita la ropa, y el tiempo libre deja a la ansiedad hacer de las suyas.
Así que leí, y en esa lectura se abrió una posibilidad frente a la batalla.
Una conversación. Un espacio para esa relación tormentosa con el enemigo del bienestar.
-¿Que sientes cuando comes dulce?
Le pregunté.
- Es una fiesta en mi boca. Cuando el dulce toca la lengua hay una explosión. Una fiesta. Es como si bailarán, luego el dulce pasa por la garganta y se siente deli. Cuando llega a la barriga siento muchos colores.
Nunca me imaginé esa respuesta. El exceso de dulce es quizá su búsqueda de esa experiencia que tanto le es negada en una cotidianidad pesada de la que yo mismo me veo refunfuñando tanto.
No lo sé con exactitud. No hace falta saberlo. Pero sin duda esa conversación me llevo a tantas restricciones en mi historia.
A esta búsqueda tan mía de libertad y gozo, que por supuesto no tienen que ver con una caja de chocolates, pero que ante ciertos escenarios no queda de otra.
Más fácil es en todo caso acudir al chocolate que hacer una inmersión por los dolores de esa mujer salvaje encerrada entre los barrotes de la civilización.
La batalla no termina dando acceso ilimitado al cajón de golosinas.
Esto es un diálogo que apenas empieza.

miércoles, 16 de enero de 2019

Aprender a perder

¿Cómo hago para que mi hija aprenda a perder? ¿Para que sea más segura de si misma, sea menos competitiva y aprenda a equivocarse?
I- Preguntate:
1., ¿Cómo es para ti perder? 
¿Que pasa cuando te equivocas? ¿Que tanto te arriesgas a hacer cosas que no dominas?
2. El colegio en el que estudia, ¿fomenta y valora la.competencia? ¿Funciona con premios y lugares de honor? ¿Que tanto valor le da a las calificaciones?
3. En su entorno ¿Que tanto espacio y valor hay para las inteligencias múltiples y los diversos talentos?
Se honesto. ¿Es genuino? ¿O en el fondo se valoran más ciertas profesiones e inteligencias?
4. ¿Te gusta como es tu hijo/a? ¿ que quisieras que fuera diferente? ¿Que te avergüenza? ¿Que te cuesta aceptar, si es que nunca cambiará?
5. ¿Que creencias y discursos hay en tu entorno con respecto a la competencia?
Ej. Puedes ser lo que quieras pero tienes que ser el mejor.
El que sobrevive es el más fuerte
6. ¿Cómo reaccionas cuando tú hijo/a se equivoca o pierde?
Por más reflexiones y discursos que hagamos a los niños, ellos son expertos en leer su entorno con todos sus sentidos y responden a lo que el entorno les propone.
Nos sentimos seguros y nos arriesgamos a perder cuando reconocemos nuestro valor y tenemos certeza de que somos aceptados y amados por lo que somos y no por lo que hacemos y por nuestros logros.
Para que un niño se sienta seguro de sí mismo, necesita un entorno que lo acepte y valore por lo que es y no por sus acciones y resultados.
Algunas sugerencias:
1. Hagan juegos y actividades que no tengan ningún objetivo. Paren antes de que haya perdedores o ganadores. Cambien las reglas a la mitad del juego.
2. Hagan un "libro de errores y equivocaciones" en donde se registren todas los errores que van cometiendo en el día a día, tanto adultos como niños.
3. Cómo adulto reconoce cuando te equivocas con tus hijos.
4. Abre espacio para jugar por jugar solo por el disfrute de hacerlo. Sin instrucciones, interrupciones o propósito.
5. Reconoce los dones y talentos de tu hijo. Eso que se le facilita y disfruta haciendo sin ningún tipo de motivación externa.
6. Reconoce tus propios dones y talentos.
7. Abre espacio en tu vida para hacer cosas que disfrutes porque si.
8. Aprende sobre inteligencias múltiples.
9. Hagan el ridículo. Aprendan a reírse de sí mismos haciendo cosas para las que no son buenos, tomándose la vida menos en serio!
10. Hagan tareas que requieran colaboración y en dónde cada uno aporte algo diferente.
11. Fracasen. Arriesguense. Equivoquense. Hagan del fracaso un éxito!

martes, 15 de enero de 2019

Renuncia a saber quién eres

Por un momento
Renuncia a saber quién eres
Cesa de definirte
Olvídate de tus grandes planes
Destruye despiadadamente tus sueños
Ríete de tus ganas de aportar a la humanidad
Por un instante
Sé insignificante
Siéntete minúsculo e impotente
Acepta quedarte sin respuestas
Ya no te hagas más preguntas
No cambies,
Pierde toda esperanza
No intentes limpiarte y purificarte,
Suelta cualquier plan de mejoría.
Aquí y ahora,
Sé implacable con tus pensamientos
Dispara una flecha a los porques y para ques
No entiendas, ni expliques
Destiérrate del jardín de las anticipaciones y recuerdos
Solo por un momento
Descansa de cualquier idea que tengas de ti,
No te hagas tanto caso,
Rebélate a la tiranía de los debería,
Libérate de la esclavitud de tus listas de tareas pendientes.
Sal de la cárcel de la aprobación y el reconocimiento.
Deja morir tu adorada identidad.
Solo por un instante
No sigas tus impulsos,
No reacciones,
Ni intérpretes tus intuiciones
Para de identificar tus emociones,
Renuncia a cualquier opinión.
No hagas absolutamente nada.
Sé radical en solo esto
En relajarte en tu ser ,
Incluso, aunque no sepas cómo
Y en amar absolutamente todo
Rompiendo en mil pedazos cualquier definición de amor

miércoles, 9 de enero de 2019

Acompañar la noche

Con la noche llega la oscuridad y navegar la oscuridad tiene lo suyo.
Pocos adultos se atreven a enfrentar solos su propia noche. Ese lugar de lo desconocido en donde aparecen los propios monstruos y fantasmas. Los rincones que han despojado de la luz de la conciencia por pura supervivencia.
Porque atravesar la noche es difícil. Es el camino del héroe.
Dar la espalda a lo seguro para adentrase a un espacio en donde nada es lo que parecía , las sombras danzan, y las distracciones habituales duermen también. Somos presas fáciles para depredadores, reales y psicológicos,
y si logramos rendirnos al sueño, se abre la puerta de un mundo misterioso e irracional.
En la noche nos enfrentamos con todo aquello a lo que logramos hacerle el quite a la luz del día.
¿Cuántos adultos tienen el coraje de adentrase conscientemente en su propia noche?
Enfrentar sus fantasmas. Soltar el control y entregarse a lo desconocido, dar la cara a sus miedos, despedirse de sus seguridades, hacer una travesía por su inconsciente sin compañía.
Pero pretendemos que los niños lo hagan rápidamente. Antes de siquiera haber terminado de saberse ellos, de tener un cuerpo desarrollado para moverse o un lenguaje para comunicarse.
Pasar la noche en un cuarto lejano solos, pasar derecho 12 horas, rápido y sin molestar.
A pasar la noche no se enseña con trucos y manipulaciones, chantajes o castigos.
A pasar la noche se acompaña. Y se acompaña atreviéndose también a pasar la propia para saber que es lo que depara la oscuridad.
Se acompaña dando la mano, ofreciendo el cuerpo y el corazón. Mostrando la luz interior que nunca se apaga, y escuchando con atención los mensajes de los monstruos y pesadillas. Permitiendo que el coraje y valentía aparezcan en el tiempo y ritmo de la propia existencia.
Así como tantos nos acompañan a nosotros en nuestras noches oscuras, acompañemos también a los niños a conocer la oscuridad que tanto evitamos nosotros mismos.