Por Ana María Constaín
Hace un tiempo me crucé con un artículo
que hablaba de las personas altamente sensibles. Al leerlo sentí un gran alivio.
No solo porque me sentí muy identificada,
sino porque además pude ponerle palabras a muchas vivencias que hasta ahora habían
estado en el territorio de la confusión.
A mi consultorio llegan muchos niños
altamente sensibles. Mis hijas, cada una a su manera, lo son también. Esto me ha
ayudado a reconciliarme con aspectos míos que había bloqueado completamente,
reemplazándolos con la razón y el intelecto. Con explicaciones lógicas y una
gran capacidad de análisis e interpretación.
En la medida que estos niños fueron
apareciendo en mi vida, algunas ventanitas empezaron a abrirse. Al principio
simplemente creía que era una facilidad para relacionarme con ellos. Pero poco
a poco me he dado cuenta de que me reconozco profundamente en muchos de esos
seres que se aparecen en mi vida como espejos que me devuelven la posibilidad
de amarme como soy.
Al ver y sentir el mundo a través de ellos,
recuerdo esa que he sido y despierto. No es fácil porque duele. Por eso
comprendo por qué en un principio me fui desconectando y por qué muchos niños
lo hacen.
Tantas veces me he peleado con mi
introversión y timidez.
Mi necesidad constante de ver la
profundidad de todo.
Mi melancolía y esa dificultad por
entender el mundo.
Mi paranoia.
Mis miedos.
Mi llanto fácil.
La necesidad de silencio y espacio.
Mi profunda soledad que nada tiene que
ver con la cantidad de personas que me aman y rodean.
Mi queja.
Mi intolerancia al dolor físico.
Mi agotamiento constante.
Mi quietud.
Y a la vez mi poca tolerancia a la
lentitud.
Mi dificultad para adaptarme a cambios
imprevistos.
Mis ganas de ser invisible.
Mi terror a la exposición.
Y al mismo tiempo mi necesidad de
contacto y calor.
Mi cabeza repleta de ideas.
Mis altibajos en el peso, que a veces es
tan difícil de bajar.
Mis pocas habilidades sociales para las
situaciones más cotidianas.
Las tantas veces que quiero encogerme y
meterme debajo de la cama (o de la tierra) y quedarme ahí para siempre.
O de meterme en el mar y perderme en sus
aguas.
Todo esto lo he rechazado. He querido ser
alguien más. He envidiado la ligereza, el tono alegre y extrovertido de
aquellas personas de risa fácil y gracia social.
He querido vivir más tranquila, fluir y
moverme en el mundo como pez en el agua y dejar de darle tanta importancia a
las cosas. Andar más por la superficie, sin tener que sumergirme en las
profundidades de todo.
Pero esa no soy yo. No que no pueda por
momentos intentarlo, esforzarme.
Pero no puedo escapar de mi.
Estos niños me lo ponen de frente y con
ellos puedo empezar a nombrar ese mundo de confusión que resulta de vivir tan
abierto en un mundo tan denso.
Ese sentir como quema el dolor del mundo
en la piel.
La asfixia en un lugar lleno de gente.
La cabeza llena de ideas propias y
ajenas,
La capacidad de leer cada microgesto y
saber que las palabras no concuerdan con la verdad,
Sentir a las personas adentro,
Aislarse, y si no se puede explotar, cuando los sentidos se saturan con el exceso
de estímulos del mundo caótico
Leer entre renglones,
Oír lo no dicho,
Percibir más allá del tiempo y espacio.
Llorar tristezas ajenas,
temer miedos de otros,
ebullir con la rabia contenida de aquellas
sonrisas falsas.
Inundarse de ideas, imágenes y
pensamientos bombardeando la cabeza,
que tantas, tantas veces está a punto de
estallar.
Hacer conexiones entre lo inconectable
Estar en una constante búsqueda de
sentido para aliviar el olvido de la unidad.
Sin duda me he adaptado, al menos lo
necesario.
He sabido jugar el juego. Hacer lo
necesario para ser aceptada, sin exponerme demasiado. Mimetizándome sutilmente.
Haciéndome lo mínimamente visible en la invisibilidad.
Encontrando la manera de ser yo, sin
romper demasiado las reglas y haciendo lo necesario para funcionar.
Me protegí. Me blindé. Lo más que pude.
Eso si, siempre he sido un poco rarita.
Oscilando entre el profundo miedo al
rechazo y la pujante necesidad de mantener un mínimo de autenticidad.
Ha sido mucha la energía invertida en
sostener el mediocre personaje sediento de aprobación pero que en el fondo no
soporta el guión propuesto.
Al menos hasta que he empezado a
aceptarme y recordar.
Ahora estoy aprendiendo a estar en el
mundo con todo lo que soy
A abrirme y quitarme tantas capas, al
mismo tiempo que me cuido y me protejo cuando es necesario.
Ampliando la consciencia y descubriendo que
nada es lo que parece.
Desde ahí puedo ver a muchos de esos
tímidos,
raros,
agresivos,
inquietos,
hiperactivos,
desafiantes,
autistas,
bipolares,
esquizofrénicos,
depresivos,
desadaptados,
rebeldes…
Verlos mucho más allá de los conceptos.
Soltar la intención de ayudarlos a cambiar o adaptarse, y más bien adentrarme
con ellos a su mundo.
Aceptarlos y amarlos para que juntos
podamos recordar la divinidad que somos y conocer la humanidad mediante la cual la expresamos.
Acompañarnos a entregar al mundo lo que
somos, en el amplio sentido de la palabra.
Esta mi manera, me permite en gran medida
ser el otro.
Esto es confuso. Los limites a veces se
pierden.
Tal vez porque estos límites no son del
todo reales.
Esto que soy, si, me dificulta a veces
estar en el mundo,
También me ayuda a no permanecer en la
ilusión de que el mundo es esto tangible y material.
Me empuja a trascender la dualidad para
experimentar la inmensidad del Todo y de la Nada.
Me invita a integrar el cielo y la
tierra.
A explorar lugares inmensos.
A reconocer nuestra grandeza.
A sabernos luz y sombra, y todo lo que
hay en el espectro.
A experimentar la vida con todo lo que es
sin apegarse a la formas.
A ser, más allá del pensamiento, la
emoción y el cuerpo.
Y al mismo tiempo experimentarlos. Integrarlos
y trascenderlos.
A Vivir.
A reconocer el universo en cada átomo.
A Amar. Así, con mayúscula.
Y a acompañar a otros a todo esto.
Gracias a eso que soy.
Impresionante, me ha temblado todo el cuerpo al leerte.
ResponderEliminarMaravilloso acercamiento!!!
Hacia el TODO.
Abrazo querida
Andrea
Un abrazo para ti tambien!
EliminarSuper importante para mi experiencia. Tenemos una niña muy sensible. Y a veces se nos hace dificil acompañarla, se angustia mucho. Como la podemos acompañarccomo padres.
ResponderEliminarDesde mi experiencia personal y profesional:
EliminarAmándola y aceptándola como es.
Validando lo que le pasa.. no decirle cosas como, pero no est para tanto! Por que te da miedo, si no hay nada ahi, etc..
No forzarla a hacer cosas como saludar a otras personas, socializar forzadamente con niños, en las fiestas jugar... en vez de esto darle tiempo para que a su ritmo vaya haciendo lo que puede
Evitar decirle que sea positiva y agradecida con la vida cuando se siente mal. En vez de esto ayudarla a explorar y expresar lo que siente
Contacto con la naturaleza
Espacios físicos con pocos estimulos
Respetar su espacio cuando lo pide.. (estar sola, en su cuarto:: )
Ropa de algodón y fibras naturales,
Respetar sus gustos en la comida
Familiarizarse con técnicas energéticas y corporales ... yoga, meditacion, mindfulness, bioenergetica, etc.
Que impresionante! Gracias por esto porque siempre me sentí un poco rara y a veces un poco paranoica. Es increíble parece que alguien entró a mi cabeza y a mi corazón y escribió lo que yo pienso y siento. Mil gracias por esto lo voy a leer y releer cada vez que sienta que estoy mala.
ResponderEliminarMe alegra! Yo también lo reeleré jaja... En medio de las crisis todo es muy confuso
EliminarUn abrazo
Increíble!! Parece como si alguien hubiera entrado en mi cabeza y en mi alma y estuviera escrito lo que yo pienso y siento. Gracias porque siempre me senti rara, diferente y media paranoica y traté por momentos y otros no tanto de adaptarme a donde me tocara estar pero nunca renunciando a lo que verdaderamente soy. Gracias por este artículo Lo tendré a mano y lo releere cada vez que sienta que estoy mala, me sucede bastante. Ojala de niña alguien me.hubiera hecho sentir lo que siento ahora al leerte, me hubiese ayudado mucho. Un beso muy grande
ResponderEliminarY si,., me gusta sentirme acompañada ahora de adulta. Gracias
Eliminarsi muchas gracias resonó en mi profundamente
ResponderEliminarconmovida y agradecida
abrazo!
Un abrazo para ti. Gracias por leerme y escribirme. Me siento acompañada.
EliminarConocí el Enfoque de Integración sensorial hace 5 años y nos cambió la vida a mi como profesional y como madre. Muchas, por no decir casi todas las conductas y emociones tienen un fundamento sensorial y el adulto que acompaña en el crecimiento le da forma y contexto a esas sensaciones. Te recomiendo leer la teoría de Integración sensorial de la Dra. Jean Ayres, ella inicia estas investigaciones.
ResponderEliminarGracias.. lo revisaré.
Eliminar¡Saludos! Acabo de descubrir tu blog gracias a esta entrada... Me ha encantado porque has sabido plasmar a la perfección muchas de las cosas que sentimos los PAS y te doy las gracias por ello ^^.
ResponderEliminarQuisiera preguntarte si te importaría que compartiera esta entrada en mi blog para darla a conocer por allí y que así llegue a más gente... Naturalmente te pondría como autora y un enlace a este blog ^^
¡Gracias y un saludo!
Claro! Un honor para mi. Muchas gracias por leerme.
Eliminar¡Hola de nuevo! Pasaba para darte las gracias por dejarme compartirlo y para dejarte el enlace de su publicación en mi blog, que creo que es lo menos que podía hacer ^^
Eliminarhttp://eldementerio.blogspot.com.es/2016/05/la-sensibilidad-constain.html
¡Gracias de nuevo!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe encantaría! Me parece que ya te escribí. Tu me escribiste por correo? Un abrazo
EliminarGracias inmensas por como te has volcado a través de las palabras. Y de hacerlo tan, tan bien. Te pido permiso para enmarcarlo, si. Y tenerlo de recordatorio en alguna pared de mi habitación
ResponderEliminarGracias a ti por recibirme. Me siento acompañada!
EliminarPor supuesto que puedes enmarcarlo, un hornor para mi acompañar tus días...
Ay Ana! yo tambièn quiero poder hacer eso...ejeje!
ResponderEliminarMe siento muy identificada con tantas cosas !
Gracias por mostrarte asì :) es lindo para mi poder verlo, y no sentirme tan sola...como la ùnica y aberrante rara! un abrazo grande!
Ante todo Ana, darte las gracias porque
ResponderEliminarno se puede describir mejor a un P.A S.
Hace relativamente poco que descubri que pertenezco a este porcentaje de personas.
Te agradeceria me indicaras alguna forma de contacto contigo para comentarte algunas cosas que me abruman porque al no tener antes esta informacion y no canalizarlo adecuadamente, ello ha derivado en una serie de problemas que me interfieren en mis relaciones personales.
Un abrazo desde el corazon y un millon de gracias.
claro! amconstain@gmail.com
EliminarExcelente narrativa que da 'voz'a los muchos que somos tal cual. Saludos desde Monterrey, Mx.
ResponderEliminarHola Ana María, no puedes imaginar el impacto de tu blog en mis sentimientos, como persona altamente sensible y madre de un niño PAS, desearía saber expresar todas mis vivencias de la misma manera, y lo primero que he hecho ha sido buscarte como contacto, pero estamos lejos ya que yo resido en Madrid. Pero me gustaría poder mantener contacto contigo a través de este blog o del mail. Yo descubrí el rasgo hace poco más de un año y desde entonces devoró libros y leo cualquier cosa que tenga a mi alcance acerca de nuestro don. Te escribiré, un fuerte abrazo.
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