Lo difícil no es tanto criar a nuestros hijos.
Lo difícil es encontrarnos con la persona que somos como mamá o papá.
Enfrentarnos con nuestras altas expectativas, nuestro nivel de exigencia y necesidad de controlarlo todo.
Vernos en nuestra incapacidad para estar en el presente, inundados de miedo y culpa.
Lo difícil es sentir una cantidad de emociones que estaban adormecidas surgir, y no tener ni idea que hacer con ellas.
Complicado, despejarnos de tantas creencias arraigadas y pensamientos que no nos permiten estar con el niño que tenemos enfrente.
Criar es bastante más simple.
Lo difícil es abrir espacio al amor, la aceptación, la presencia y el cuidado.
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