Me has cambiado la vida,
No sé que sería sin ti
No sabes cuánto te agradezco todo lo que haces
Mi vida es otra desde que vengo a verte
Y que tentador creernoslo. Sabernos importantes en la vida de un otro. Sentirnos reconocidos. Constatar que somos buenos en nuestro trabajo.
Así como cuando nuestros hijos nos dicen, eres la mejor mamá del mundo. No hay ninguna como tu.
Que seductor alimentarnos de halagos y reconocimientos. Muy merecidos seguramente.
La otra cara de la moneda viene cuando aquel persona no viene mas a consulta,
cuando nos dicen
venir no me sirve para nada
no sé si esto vale lo que pago
o simplemente prefiero otro tipo de terapia
La ola fría llega con los
eres la peor mamá del mundo
quiero vivir en otra casa
te odio
me hubiera gustado tener otra mamá
Nos derrumbamos,
Difícil no tomarlo personal
Nuestro ego lo cree.
Ser terapeuta o ser mamá no es hacer cosas para obtener resultados en el otro.
No somos nosotros quienes sanamos a las personas que se acercan o los que formamos niños buenos y exitosos.
Somos solo un otro en una relación.
Un otro que sirve de espejo.Un otro que facilita un espacio.
Fácil también caer en un relativismo absoluto para librarse de la responsabilidad del rol.
Escudarse en todo pasa por algo y es lo que tiene que ser.
En que el problema es del otro
No somos los que logramos nada, pero si somos los que lo permitimos.
Ser buen terapeuta, buen padre o madre,
tiene más que ver con ser espejos impecables,
con sostener espacios nutricios.
Lo demás ocurre. No importa tanto que hagamos.
Solamente nos disponemos a que surja el Ser de aquellos que nos rodean, teniendo la disciplina de crear el espacio para que nuestro propio Ser pueda estar presente.
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