miércoles, 16 de enero de 2013

La mala madre

Por Ana María Constaín


Pareciera que la maternidad trae consigo una buena dosis de culpa. Que una criatura tan pequeña y vulnerable esté a nuestro cargo y que de alguna manera seamos una influencia tan importante en lo que va a convertirse, puede ser una horrible carga. Las posibilidades de equivocarse son todas. Y es muy probable que a pesar de los impresionantes esfuerzos que hagamos, algo haremos para dañar a estos seres humanos que llamamos hijos.

Ser además psicóloga y Doula, y tener una de estas personalidades de ser niña buena y perfeccionista (como lo soy yo), empeora bastante la cosa. Porque desde esta óptica imposible decirme mentiras: La crianza importa. Y como padres y madres si tenemos una gran responsabilidad.

Yo, decidida a ser una buena madre, pronto me encontré con toneladas de frustración (y claro, culpa). Porque ser eso que en mi plan perfecto estaba, pues no es solo cuestión voluntad. Y sobretodo porque mi pequeña Eloísa, y ahora esta bebé en mi panza,  han sido unas constantes maestras para replantearme todo lo que mi ego había escrito bajo el titulo de “la buena crianza”.

Hablo por mi, pero sé que no estoy sola. Porque en mi diario vivir, (cuando estoy dispuesta a escuchar),  me encuentro con muchas otras mamás sumidas en esta angustia por no poder ser esa madre perfecta.  Rodeadas además de muchos juicios de personas bienintencionadas que les encanta dar cátedra sobre lo que debe hacerse y lo terrible que es no hacerlo, sea cual sea su visión de la crianza. (tantas veces he sido yo una de estas pesonas!!)

Cada una va construyendo su ideal de madre. Según su historia, sus carencias, su personalidad, su contexto. Porque además tenemos esta tendencia a convertirlo todo en verdades absolutas. Nos tatuamos las creencias como mandamientos. Tal vez en nuestra necesidad de que alguien nos diga como hacer las cosas. Porque la incertidumbre y la duda, al menos para mi, a veces son insoportables. Y además queremos “convertir” a los que nos rodean. Para poder reafirmarnos. Para tener la razón, la fuerza, la seguridad de estar haciendo lo “correcto”.

En mi caso, esta Madre Ideal la fui construyendo con todo mi bagaje psico-doulesco. Me dedique a leer libros, blogs, y a rodearme de personas que apoyaran un tipo de crianza que para mi tenía mucho sentido y encajaba perfectamente en quién era en ese momento.
Crianza con apego, con amor, crianza respetuosa, crianza natural, crianza positiva, centrada en el niño. Mi mente fue construyendo este modelo que debía ser y defender con todas mis fuerzas. Algo así:
  •  Parirás naturalmente. Sin anestesia. Sin episotomía. En un ambiente cálido y amoroso. Recibirás a tu bebé inmediatamente, para tenerlo abrazado y cortarás el cordón tu o tu pareja cuando deje de latir. No tendrá ningún tipo de intervención médica.
  • Lactarás a tu bebé exclusivamente, a demanda, MINIMO un año. Ojala dos, idealmente hasta que él quiera dejarlo a voluntad. Por supuesto todos los teteros, chupos y demás artefactos artificiales están prohibidos. La leche de tarro no es ni siquiera una posibilidad. Menos si es de vaca.
  • No impondrás tus ritmos de sueño al recién nacido. Dormirás cuando el duerma. Atenderás sus necesidades cuando despierte. No importa la hora. No importa tu cansancio.
  • Harás colecho, hasta que tu hijo decida irse a su propia cama. Incluso si es necesario que tu esposo salga de la cama matrimonial y se vaya al sofá.
  • No lo mandarás al jardín infantil, al menos los primeros 3 años. Estarás dedicada exclusivamente a él. Cuando así sea será un jardín infantil que comparta TODAS tus pautas de crianza. Idealmente educarás en casa. No enviarás a tu hijo a una institución corrompida en donde lo van a deformar.
  • Alimentarás naturalmente a tu hijo, a partir de los 6 meses solamente. Nada de compotas de supermercado. Nada de azúcar. Todo integral. Hecho en casa. No llenarás a tu hijo de químicos, hormonas y toxinas que es lo único de lo que la comida ahora esta hecha. (olvídate para siempre de latas y embutidos)
  • Los antibióticos y vacunas están fuera de consideración. Solo medicina natural y homeopática.
  • Usarás pañales de tela. No contaminarás más este mundo.
  • Cargarás a tu hijo en el portabebés en todo momento. Los cochesitos, sillitas y demás están completamente prohibidos. No dejarás que tu hijo tenga sensación de abandono, ni que se pierda el contacto contigo.
  • Serás en todo momento una mamá paciente, amorosa, dispuesta. Atenta a sus necesidades. Alegre y agradecida por tener a tu hijo.
  • Siempre sabrás que es lo que necesita tu hijo, si no es porque estás desconectada de tu instinto.


La lista es bastante más larga. Si, tiene un toque de exageración, pero no está tan alejada de la realidad. 

Poco a poco me fui dando cuenta del nivel de exigencia que me estaba poniendo en los hombros.
Y no solo eso.
Me di cuenta de que esta lista creada por mi, nada tenía que ver con ser buena o mala madre. Y no es que no crea en algunas de estas ideas. Pero entendí que quien se aferraba a ellas era mi ego. Solo mi ego tratando de tener una cómoda guía para hacer las cosas bien. En el fondo solo estaba para llenar una angustia infinita de no tener ni la menor idea de cómo enfrentar a esta bebé que llegaba a mis brazos sin manual de instrucciones.

Poco a poco Eloísa me fue mostrando una realidad con la que no contaba y todos estos mandatos se fueron cayendo por su propio peso. Fue quedando lo esencial.
Mi deseo de vincularme con ella y amarla eran y son, genuinos. Y eso perduró. Con teteros, coches, cunas, compotas, salchichas y salsa de tomate. Con TV y acetaminofén. Con guardería a los 16 meses. Con mi trabajo, mis salidas, mis viajes y mis ganas de que Nicolás sea mi compañero de vida. Que compartamos cama y espacios.
He sido una madre gritona e impaciente muchas veces, y tantas otras he llorado a su lado sin tener ni la menor idea de lo que le pasa.

Este temido título de la mala madre me persigue.

La culpa se asoma. Me visita regularmente. Pero he aprendido que no es lo mismo culpa que responsabilidad. Que esa crianza consciente que he buscado, no esta gobernada por mandatos. Sino justamente por consciencia. Y consciencia no es lo mismo que perfección.

Soy la madre que soy. Y mi camino (aclaro MI CAMINO) está en mirarme, en tener la valentía de entrar a mis lugares sombríos y temidos. En poner en voz alta lo innombrable. Todo eso que me asusta, que me avergüenza, que me cuesta. En estar presente en mi y poder ir atravesando capas y capas para encontrarme con mi ser esencial. Para poder conectarme con mis hijas y en general con los demás, desde un lugar más sano, más auténtico. 

Ser “buena madre” ahora se parece un poco más a aceptarme, quererme, atenderme, mirarme para poder crecer junto a mis hijas. Acompañarlas en un camino que es de ellas. Porque sí: tengo una gran responsabilidad, pero al final ellas serán lo que son gracias y a pesar de mi. 
Soy y no soy tan importante.
Definitivamente no lo soy todo para ellas. Esa idea es liberadora y a la vez dolorosa para este ego que espera oír “mamá, no hay nadie como tu. Eres lo más importante en mi vida, gracias a ti soy lo que soy….  Eres la mejor mamá del mundo”.
Lo que yo hago por ellas les favorece o no su camino. No las define. Su ser es infinitamente más grande que mi idea loquísima de que todo depende de mi.
Menos mal.

Así que adiós a la mala madre. Adiós culpa.

Soy lo que soy.

Y ser “buena madre” para mi hoy se trata más de amarlas. 

De amarme. 

10 comentarios:

  1. Hola Ana:

    Te leo ... y conforme te leo me siento identificada contigo en esos miedos de "ser mala madre", de no poder llegar a cumplir "mis ideales y expectativas" de lo que será ser una "buena madre".

    Una vez un colega-amigo al que quiero y respeto muchísimo (tambiéne es psicoterapeuta gestáltico) me dijo algo que se me quedó: "yo no sé si hubiera sido buen padre, pero sí sé que hubiese sido un padre muy cariñoso". Me lo dijo y me hizo sentir algo de liberación ... Pensar que no tengo que ser perfecta, que querré a mis hijos igualmente sin serlo, que me podrán querer con mis defectos, y que siempre estaré ahí no sólo según van creciendo, sino también en su camino posterior, si algo de lo qe hago requiere una ayuda externa profesional. Estaré fundamentalmente para apoyarles.

    Me encanta leer tu blog, de todo corazón. Es de una gran fortalez dejarte guiar por tu camino en tu necesidad de poner en palabras eso que no te gusta tanto de ti y necesitas ir poco a poco aceptando.

    Yo también me vengo formando como persona y profesional, desde hace muchos años como profesional, en infantil, adolescente, ahora en perinatal ... y no descarto (más bien lo contrario, es un deseo que por ahora sólo está en ese plano y creo que un día le daré forma, de formarme como doula)... Te leo, y aunque es TU CAMINO, me siento en parte identificada con él. Todo esto que he ido aprendiendo me han llevado a un concepto de "ser buena madre" y seguro que cuando llegue realmente a realizarse, tendré que afrontar mis propias sombras y miedos... Entonces seguramente te leeré, y muy posiblemente (o eso espero), leerte me ayude a sentirme acompañada en un viaje de aprendizaje continuo como la maternidad...

    ¡¡Qué bonito el aprendizaje que estás viviendo !!, como persona, como madre y cómo ésto reportará en tu trabajo, cuando tengas ahora delante a otras madres ... seguro que ahora tus enseñanzas estarán más llenas de autorespeto, de tolerancia hacia tus propias dificultades, de poco a poco algo menos de autoexigencia, y por tanto de menos ideas fijadas, o creencias o introyectos de lo que puede ser una "buena madre" para permitir y acompañar que ésta vaya surgiendo en cada una de las mamás con las que estés a modo de apoyo para ellas.

    De hecho me estoy yendo ahora a un artículo que compartí en mi blog hace poco, sobre "Mamás buscando madres" que una colega experta en Psicología Perinatal y Psicoterapeuta Gestalt escribió en su etapa inicial de su maternidad, y cómo el encuentro con este grupo de mamás le ayudó a acompañarle en este momento tan importante para ella.

    Podemos, seguro, aprender mucho de esta maternidad, de la nuestra propia (espero que así sea en un futuro para mí) del compartir con otras mamás, y a elminar "juicios preconcebidos" sobre cómo hacer ...

    Si me permites te adjunto el enlace del que te hablo:
    http://gestaltmarpsicologiaperinatal.blogspot.com.es/2012/11/madres-busando-madres.html

    Te envío un fuerte abrazo muy dulce y lleno de ánimos para acompañarte hoy :)) Y te doy las gracias por compartir tu camino con quiénes te leemos con muchas ganas y respeto por tu maternidad (no sólo por tu rol a nivel profesional).

    Mar

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  2. justamente ayer en la cita con la bio-energética salió a relucir este tema: mi ansiedad y miedo de no ser una buena madre para mis hijas, y sentirme culpable y responsable de su bienestar... y entendí con la panza (algo que he sabido en mi cabeza) que su bienestar no depende 100% de mi. Ellas también tiene que vivir un montón de procesos que yo no puedo evitar ni interrumpir y me di cuenta que detrás de mi culpa, estaba muy bien escondido mi ego controlador herido!!!
    Te leo y me leo, me acompaño y te acompaño en este camino de crianza...

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  3. Llego a tu blog porque Camilia Puerta linkeó esta entrada en el FB. He leido esta y un par de entradas más y me siento tan pero tan identifica, que me sorprende.

    Quiero decirte que casi todas tus obsesiones, disertaciones mentales y temores también han sido mías. Claro la historia de vida es diferente pero la mente es muy similar.

    Las historias de ser madre tienen tantas lágrimas como sonrisas. Tengo cuatro hijos. La mayor parto en hospital, episiotomía. El segundo cesarea, separación de 10 horas para hacerle un examen del corazón; a los 15 días de nacido entré a estudiar así que tuve que separarme de él 4 horas diarias. Los dos peques nacieron en agua, en casa, con su papá y sus hermanos. Con todos coleché dos años(con los grandes por insitinto, con los peques ya con conocimiento de causa), con todos lacté más de dos años. Evitamos lo más que podemos comer productos procesados. Hacemos educación en familia, los grandes fueron desescolarizados, los peques no han pisado un jardín o un cole. Puse vacunas, pero solo las que yo quise luego de pensarlo e investigar mucho, los antibióticos son la última opción, no la primera. Nos sanamos con la palabra, el diálogo, con la conciencia de la somatización y la evaluación de lo que sentimos y pensamos, y con plantas y aceites.

    Pero he de decir que tengo un temperamento fuerte y un "genio de los mil demonios". Que soy exigente, que hablo mucho desde la razón, pero también desde la emoción, me pongo es sus zapatos (hasta donde puedo), los abrazo y los beso. Que la culpa me ha rondado siempre muchísimo menos con los tres, muchísimo más con el segundo. Que traté de no cometer los mismos errores de mis padres, pero he cometido muchos otros y hay cosas en las que me siento segura y tranquila, pero en otras soy un mar de dudas. No hay verdades absolutas. Trato de ser lo más conciente que todo lo puedo pero también a veces me dejo llevar.

    Ha sido muy grato leerte. Voy a seguirlo haciendo. Un abrazo.

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  4. Ana este post es liberador. Escribirlo seguro te libero a ti y nos libera a todas al leerlo. Mi camino no ha sido muy diferente al tuyo, ni al de Susana, ni al de muchas otras madres como nosotras. Por fortuna, alguien muy querido hace un tiempo me ayudo a entender que no somo nadie para juzgar a otros ni para juzgarnos a nosotros mismo. Que hacemos lo que mejor podemos de corazón y que el amor, el inmenso amor y respeto que sentimos por nuestros hijos es lo que hace realmente la diferencia. Soltarnos y dejarnos llevar, escavar en nuestro interior, conectarnos con ellos y con nosotras mismas a nuestra manera es, lo que realmente hace la diferencia, es lo importante. No existimos buena o malas madres, existimos madres, cada una tan diferente pero tan parecida la una a la otra que resulta sorprendente y maravilloso. Gracias por este espacio. Estas reflexiones, te ayudan a ti, nos ayudan a todos, nos tocan, nos afectan, nos conectan, nos reconcilian con nosotras mismas y con nuestros hijos. Nada podría ser más simple y maravilloso que eso.

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  5. Gracias !!! hasta mi ego sonríe en calma en este momento. Abrazo cariñoso.

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  6. Me ha encantado este post, es un poco la idea de crianza que yo tengo, sin presiones, sin culpas, siguiendo el instinto y el sentido común y sobre todo, el amor. Y me encanta la última frase que quererte a ti misma. Genial. Gracias ;-)

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  7. me siento mala madre cuando mi hijo de 11 meses se pone a llorar y solo quiere mi consuelo y yo no se, no quiero y me cansa darselo. No se como afrontar esta sensacion y sentimiento que me invade. muy buen blog ana!! gracias

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  8. Hola Ana, te escribe Alexandra, del Montessori, mamá de Simón Quitian. Está bellisimo tu blog. Muy liberadora cada una de tus palabras. Gracias

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  9. Mala o buena madre, no creo que hayan...

    Lo poco que puedo decir, en base a lo poco que sé, y también en la forma en que percibo tus líneas,... es que es todo quejas del cansancio físico y emocional que padecen.

    La buena o mala madre, no se dá por si cumplís o no el recetario. Sino por las neurosis que llevás contigo. Y al leerte, me doy cuenta de que las padecés a montones Ana Maria Constain.

    Deberías hacer psicoterapia. Podrías pegarte un viajecito a España y visitalo a Josesito Luis Cano,.. es un capo.

    Saludos desde Paraguay!

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