miércoles, 18 de septiembre de 2013

Mamá ¿Por qué los malos son malos?

Por Ana María Constaín



Eloísa es paticularmente sensible a monstros, brujas, fantasmas, dragones y cualquier otra entidad que represente el Mal.  Sus sueños se tiñen de pesadillas. Los cuentos y películas son tormentosos. Los juegos fantasiosos de otros niños  paralizantes.
Hay algo en su interior que parece romperse ante cualquier forma de “maldad”.

- Mamá. ¿Por qué los malos son malos? Me preguntó realmente confundida.

- Porque han olvidado que tienen amor en su corazón… atiné a contestar.

Así es Amadas Hijas,

Ustedes han llegado a mi vida llenándola de luz. Su presencia me está permitiendo recordar. Sentir un amor tan inmenso e indescriptible en el que nada más cabe. Y entonces a la luz de ese gran amor, a veces, solo a veces comprendo.
Que nosotros los humanos olvidamos, tantas veces, olvidamos, que amor somos.
Y creamos un mundo sombrío.

Yo lo olvido,

Y desconectada de ese amor,
a veces me vuelvo Monstro. Bruja. Fantasma. Dragón.
Siento envidia como esos niños malos del parque, que a golpes les quitan sus preciados juguetes.
Y me siento triste cuando pierdo, y alguien más tiene lo que yo quería.
Tantas veces Amadas Hijas, digo “yo no fui”, y le echo la culpa a otro. Porque no quiero que dejen de quererme por mis errores.
No quiero que otros sean mejores que yo. Porque dejan de mirarme a mi.
Y tantas otras me burlo de otros (a veces en silencio) porque son diferentes.
Cuento chismes.
Peleo.
Si, Amadas Hijas.
Muchas veces
Las grito. Y enfurezco. Tanto como si fuera capaz de romper todo y a todos.
Otras lloro muy fuerte para que alguien venga a abrazarme.

Ustedes también. Muchas veces olvidaran el amor de su corazón.

Porque los humanos lo olvidamos. Todo el tiempo.

Y lo volvemos a recordar.
Cuando nos abrazamos fuerte,
Nos miramos a los ojos,
Jugamos,
Bailamos,
Miramos la lluvia por la ventana,
O el sol brillando en el parque.
Cuando nos reímos
cantamos
Y comemos Helado de chocolate.

Cuando nos aquietamos en silencio
Permitiendo que la mente se calle.
Sintiendo los latidos fuertes del corazón
Despertando el amor que colorea todas las calles.

Somos esa luz que desvanece el miedo.
Somos ese amor.

Y no necesitamos más ser malos.

Amadas Hijas,
A veces me parece que eso es la vida.
Ayudarnos todos los días a recordar el amor que está en nuestros corazones.

 Amadas Hijas,  
... Y Amado Nicolás.


Gracias, infinitas gracias, por recordármelo a mi. Cada instante. 

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