Así como tenemos una lista interminable de lo que una Buena
Madre es, también tenemos una para los Buenos Hijos. Y estas dos listas están
por supuesto relacionadas. Porque Buenas Madres tienen Buenos Hijos y los Malos
Hijos vienen de Malas Madres.
Ser mamá me hizo darme cuenta de lo mucho que juzgaba, a los
demás y a mi misma. Hizo muy evidente como llena de ideales andaba señalando a
todos los culpables de que esta sociedad estuviera como estaba. Por supuesto
las Malas Madres tenían un gran protagonismo.
Ser mamá me permitió darme cuenta de lo tirana que era con
mi traje de psicóloga puesto. Haciendo interpretaciones de la vida de otros.
Encajando en teorías experiencias complejas. Haciendo correlaciones para
explicar el mundo. Correlaciones hechas desde la mente que olvidaban que los
seres humanos somos mucho más que eso y que habitamos un mundo misterioso ,que
nuestro intelecto no puede abordar.
Ahora con mi atención puesta en esa que juzga, la he ido
develando y me aterro. Porque cada vez que un niño muestra una conducta
“inadecuada” automáticamente, sin pedir permiso, se filtra un pensamiento nada
benevolente con la madre de la criatura. Aunque no la conozca.
Y eso mismo hago constantemente conmigo.
No me sorprende ya porque resulta tan agotadora la
maternidad. ¡Si es que creemos que tanto está en juego!
Yo lo veo cada día. Veo mi sofisticado ego disfrazado de buena
madre que al final no es mas que un ente controlador.
Porque mis hijas tantas veces se salen de mi lista de “Buenas”
Hijas e inmediatamente me pillo tratando de HACER algo para cambiarlas. Por
hacerlas felices, digo yo. Felices en el esquema mío de felicidad.
La lista de los “buenos” hijos no necesariamente tiene que
ver con que sean buenos, juiciosos, obedientes. No. Esta lista se va
modificando según la tendencia actual. Cada uno de nosotros tiene la propia.
Así como la de la Madre Ideal
Para mi la de los Buenos Hijos es algo así:
- Son tranquilos
- Son capaces de expresar lo que necesitan
- Son inteligentes
- Son empáticos con los demás
- Son compasivos
- Son sociables (pero no intensos!)
- Tienen un vínculo seguro. Pueden alejarse de mamá pero no son desapegados de ella.
- Responden fácilmente a los pedidos de los adultos, pero sin ser obedientes en exceso. Porque todo lo entienden. Son sabios
- Expresan lo que sienten pero sin llegar a pataletas irracionales.
- Comparten con gusto.
- Eligen conscientemente lo que su cuerpo necesita. (Por supuesto escogen verduras por encima de un dulce!)
- Aman la naturaleza
- No se enganchan a la televisión
- Son pacíficos. No le pegan a los demás. No insultan.
- Se adaptan fácilmente a nuevas situaciones
- Son felices (léase, están siempre tan alegres y contentos!)
Y mucho más.
Esto está muy escondido. Escondido en el “Yo acepto y amo a
mis hijos como son”. Claro. Mientras sean este niño que debería ser porque yo
hago las cosas bien y con conciencia. Si algo es diferente, algo hice mal.
Y lo veo en todas partes. Libros, blogs, guías, revistas,conversaciones. Todo lo que hacemos como madre apunta a que nuestros hijos sean
de una u otra forma.
Que sean felices.
Y con esto eliminamos la posibilidad de
que a veces no lo sean. Que experimenten cosas que no son tan agradables. Que
vivan experiencias que se salen del mundo ideal que hemos construido en
nuestras cabezas.
Que sean esos “malos” hijos. Esos que desafían nuestros
entendimientos. Nuestra comodidad. Ese hijo tan diferente al que con nuestros
grandes esfuerzos queremos modelar. Por más que nos vendamos la idea de que
queremos que sean libres. Que sean ellos.
Nos creemos mejores padres porque les permitimos elegir una carrera, una
orientación sexual, porque dejamos que se vistan como quieran, porque no los
castigamos, y les permitimos expresarse.
Pero ¿no es esto simplemente un ego más "alternativo", más "moderno"?
Al menos hablo por mi. Yo no puedo aceptar a mis hijas tal y
como son todo el tiempo. Muchas veces me veo deseando que sean de otra manera.
Me siento mala madre. Siento que he fallado.
En mi mente tantas veces habita esta frase: “Unos niños
amados, no deberían comportarse así”. Algo esta mal.
Estoy aprendiendo a soltar. Darme cuenta de que ellas son
quien son y que no son resultado única y exclusivamente de mis acciones.
Quiero permitirles vivir su vida. Ser quienes son
genuinamente. Aunque esto me incomode y ponga en cuestionamiento mi labor como
madre ante los ojos de los demás. Aunque me de miedo.
Aceptarlas con todas las posibilidades. Y aceptar que no me
guste a veces como son.
Y de la misma manera liberar a todos los demás hijos y a sus
madres de este yugo de los ideales.
Cada uno está en su camino. Viviendo su experiencia humana
tan única.
Y esto de criar mejores seres humanos para crear un mundo
mejor, puede llegar a ser una carga tan pesada como cualquier otra.
Así que renuncio a que mis hijas sean “mejores personas”.
Las libero de eso. Y renuncio también a hacer un mundo mejor. ¿Qué sé yo sobre
mundos mejores?
Viviré mi propia vida. Y seré mejor persona, en mi mundo
mejor.
Mejor en el sentido tan mio. Que ya nada tiene que ver con
aquellos ideales de lo que “debería ser”.
(al menos hacia allá caminaré)
Hola Ana Maria,me senti muy identificada con todos tus posts. Muchas veces siento que soy una madre exigente con mi hijo, creo que espero mucho de el a us tres años y medio. El va al jardin desde los 4 meses y la verdad es que desde mas o menos el año y medio que lo han tildado de "terremoto", que no se queda quieto, muy activo, que cuando se enoja tiene mucho caracter, y que lo demuestra pegandole a los otros niños y que tiene muchas rabietas....en fin, todo esto sobre todo desde los dos años y medio me ha anugustado mucho, porque como vos decis, para mi, mi hijo no deberia ser asi. Deberia ser un niñi tranquilo, que sepa compartir, que no pegue, que pida las cosas por favor, que no insulte cuando se enoja,que haga caso a sus maestras y a sus padres, que no sea tan berrinchudo, etc etc...y obviamente que si no es asi como yo pienso es porque algo estamos haciendo mal nosotros. El tema es que en su jardin a mi me ha vuelto loca!! y muchas veces yo ne he enojado con el justamente por la mirada de los demas, porque lo que dicen de el....y me ha costado parar de pensar y de mirar a los demas y centrarme en èl, que no me importe la mirada de los demas...... y como vos decis en otros posts, enseñarle que no esta bien que pegue, sino que aprenda que esta bien que uno pueda enojarse, pero sin pegar, preguntandole... que te pasa? estas enojado? estar nervioso? yo tambien me enojo, pero no pego por eso, sino que lo digo, estoy enojada...enseñarles el valor de compartir, y tambien aprender yo a tolerar sus frustraciones,,, muchas veces a mi su berrinche y su frustraciòn me incomodaba a mi, no podia sopostar que llorara durante 20 minutos (como minimo por algo).... ahora aprendi que puedo acompañarlo en ese momento, que es natrual para su edad, que si lo acompaño ya se le pasara, pero no dejarlo solo. En fin, creo que lo juzgaron mucho a el y a mi como mama, y eso a mi me dio mucha inseguridad y esa inseguridad se la traslade a el porque yo me sentia responsable. Ahora (con mi tepareuta) pude lograr ver que lo que a el le pasa son cosas dentro de lo normal que le pasan a los niños, que solo hay que guiarloas y acompañarlos en esos momentos. Yo lo estoy aceptando mas a el en como es, aunque aun me cueste un poco en algunos momentos, pero parte de aceptarlo a el asi como es con sus cosas buenas y malas es tambien en gran parte porque me estoy aceptando a mi misma como soy. un beso grande!
ResponderEliminarimpresionante Ana, te admiro. Y también voy como tú intentando sacarme ese ego alternativo....ayyy diossss. Abrazo de amor.
ResponderEliminarOtro abrazo para ti!
Eliminarno olvides el rol del papá... no siempre todo recae en la mamá!
ResponderEliminarGracias por recordarnos que es demasiado fácil juzgar a los papás.
y del peligro de los rótulos.
Mis padres son unos educadores natos y nos dieron siempre instrucciones positivas: ''coge el vaso con ambas manos'' ( en lugar de ´cuidado riegas el jugo''), ó incluso ''grita suavecito'' ( en lugar de 'qué niño tan gritón'). Eso me sirvió mucho en la crianza de mis hijas.
Si, es cierto, el papá también tiene un rol muy importante, y también recibe mucho juicios. Muchos problemas de los niños se atribuyen a "la falta de figura paterna".
EliminarYo hablo más de la madre, porque soy madre y es mi experiencia más cercana, pero coincido contigo. He aprendido que mas que buscar culpables lo mejor es aceptar lo que hay y partir de ahí para crecer, reparar y seguir conectando con el amor profundo.
Gracias