lunes, 23 de julio de 2012

Hoy no tengo ganas de cambiar el mundo

Por Ana María Constaín



Estoy en la 10 semana de embarazo. Estoy agotada. Y este cansancio extremo me permite darme cuenta de muchas cosas.
Entre ellas cuánta energía gasto en tratar de cambiar las cosas. En soñar con ideales. En discutir apasionadamente cómo debería ser el mundo. Y la sociedad. Y las personas. Y mi familia. Y yo misma.

Es noble. Nos enseñan a ser luchadores, soñadores, perseverantes, a esforzarnos por lograr las cosas.

Yo ya me cansé de esforzarme. Sobretodo porque me estoy dando cuenta que es una ilusión creer que mi esfuerzo es el que genera el cambio. Que yo tengo el control. Que hay algo así como formulas en donde si hago A el resultado es B.
La existencia es mucho más compleja que eso. Desde nuestro egocentrismo estamos convencidos que tenemos mucho control. Que podemos llegar a entender las cosas, que nuestra mente puede abarcar el conocimiento, que podemos predecir, interpretar, comprender la realidad.

Es exhaustivo.
Y como no tengo energía de sobra, me doy cuenta que la tengo que usar en que el bebé que crece dentro de mi tenga como hacerlo. Así que definitivamente renuncio a cambiar el mundo. A cambiar cualquier cosa.

Puede parecer un discurso derrotista.  No lo es.

Cada vez que permito que esta sensación recorra mi ser tengo una paz inexplicable. Por supuesto como mi hábito es tener un ojo critico para esforzarme en mejorarlo todo esta sensación es instantánea.

Es aceptación. No mediocridad, ni resignación, ni indiferencia. Aceptación.
Y confianza.


Entregarme al hecho de que no depende de mi que el mundo sea un mejor lugar es sumamente liberador. Ni que soy responsable que mis pacientes progresen, mis parientes sanen, mi hija sea feliz y el mundo no caiga en una gran apocalipsis.

Todo es perfecto tal y como es. Es mi nuevo mantra. Lo veo en todas partes. A veces me muero de la risa, una risa irónica por supuesto. ¿cómo esto puede ser perfecto? Pero a veces lo puedo sentir. Experimentar con todo lo que soy. Todo es perfecto tal y como es.

Yo soy perfecta tal y como soy. No tengo que llegar a ser nada más. No hay una meta. No me tengo que iluminar. Soy lo que soy con mis incoherencias, imperfecciones, introversión, torpeza, terquedad, furia…

Perfecto no significa ideal. Perfecto es que es como es. Y el universo es tan misterioso que escapa de nuestra razón comprender porque es así.

Este embarazo me esta imponiendo esta actitud contemplativa. Esta mirada gestáltica de la que tanto he oído y poco había practicado. Tal vez sea uno de estos tantos aprendizajes que este hijo me trae.
Poder observar sin juicio. Aceptar. Dejar pasar sin modificar. Entonces la vida fluye. La confianza en la vida, los procesos y la evolución de la conciencia encuentran un lugar dentro de mí.
Puedo acompañar a otros. Acompañarme. Encontrarme.
Por breves instantes.


3 comentarios:

  1. No hay gran diferencia entre cambiar el mundo y creer que haciendo cosas tu bebe va a nacer!!! me llega profundo y lo comprendo... Hoy mi sensacion es que no hay nada que yo pueda hacer (no esta en mi control) para que Paloma nazca... sigue siendo un gran misterio... no depende de mi... un importante aprendizaje para la maternidad... el destino de nuestros hijos, asi como el destino del mundo-universo no está en nuestras manos. Somos parte del gran proyecto pero no lo contralamos y lo que creemos que es lo bueno, puede no serlo... sigue siendo un gran misterio! gracias por ponerlo en palabras.

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  2. Ana, me llegan mucho tus palabras... aceptar lo que hay, todo es perfecto como es..confiar en la vida y sus procesos!!

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  3. No había leído en su día este post, pero es magnífico!!! Gracias!!!
    Abrazos!

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