martes, 5 de junio de 2012

¿Me das un beso? - Sexualidad en la Crianza


Por Ana María Constaín



A los niños les pedimos besos y abrazos constantemente. Y si nos lo niegan les decimos muchas cosas: “Qué antipático”, “¿Es que no me quieres?”, “Ay, ¡qué triste estoy!”
Esto es algo de lo que me he dado cuenta últimamente. Porque Eloísa muchas veces dice que no. Empuja, se enfurece, se pone grosera.
Normalmente le insisto que dé aquel beso o abrazo pedido. Porque no quiero que los demás se sientan mal. Ni que sea una niña grosera. Noto que las personas más cercanas a ella se hieren por sus “desplantes”. Temen muchísimo perder su amor.
Si soy yo la que después de una larga jornada llego a la casa y no me determina, me es difícil no obligarla a saludarme. Después de todo ¿no me debería extrañar? ¿Acaso a los padres no debemos saludarlos con el respeto que merecen?

Hay mucho alrededor de este tema. Pero más allá de las convenciones sociales o de si los niños están bien educados, hay algo que me hace aún más ruido.
Hay un mensaje velado: No importa lo que tu quieras, o sientas. Debes satisfacer a los demás. Tu eres responsable de que estén felices. Debes demostrarles tu afecto de la manera en que ellos quieran.
Y esto no es precisamente lo que queremos que haga un adolescente con su sexualidad. Queremos que de repente empiece a decir que no. Claro porque ya no se trata de una convención social sino de un acto moralmente incorrecto. Aunque si seguimos pretendiendo que ignore lo que siente y quiere.
Es todo muy confuso. Y no nos damos cuenta de la cantidad de incoherencias con las que vivimos y que le transmitimos a nuestros hijos.


La sexualidad está llena de estas incoherencias y mensajes contradictorios.
Creemos que hay que esperar a que empiecen a preguntar para llenarlos de información científica, de libros y datos, mientras morimos de miedo.
Tratamos de controlar todo, de vigilarlos, protegerlos de que vean y oigan cosas inapropiadas. Les ponemos hora de llegada, les llamamos, les perseguimos. Les castigamos. Todo por su bien. Para que no tengas bebés fuera de tiempo, o se enfermen con alguna de esas enfermedades innombrables. Para que no sean inmorales, mal vistos por la sociedad. Que no sean señalados y después ya nadie los quiera para algo serio.
Esperamos que sentarnos frente a ellos, con la voz temblorosa y sonrojándonos, mientras balbuceamos algunas cosas que ellos ya saben de memoria, sea suficiente para que sean sexualmente responsables. Tal vez, si somos muy liberales, les damos una caja de condones, o les recetamos pastillas con cualquier excusa médica. Los vacunamos contra todo lo que haya. Dejamos que el colegio explique lo demás.

Tenemos nuestra propia sexualidad enredada. Aún cuando tratamos de ser conscientes y darles la mejor educación, de ser abiertos y contestar sus preguntas.
No nos damos cuanta a veces que todo empieza mucho antes. Desde nuestras propias historias, carencias, represiones, abusos y culpas. Y no concibo una educación sexual sin mirar todo esto de frente. Sin hacer conciencia de cómo definimos y vivimos nuestra sexualidad.

La sexualidad está en la manera en como concebimos, parimos, amamantamos, y acariciamos a nuestros bebés. En como nos relacionamos con nuestro propio cuerpo y con sus cuerpos. En cómo los vestimos, cambiamos, bañamos y alimentamos.
Desde mi punto de vista la sexualidad no debería ser tratada como un tema aparte.
La educación sexual forma parte de toda la crianza.
Está en el día a día, cuando empiezan a distinguir lo que les gusta y lo que no. Cuando les ponemos límites y nos los ponen. Cuando les enseñamos las partes de su cuerpo.
Estamos educándolos en la sexualidad al mostrarles las consecuencias de todos sus actos. Al respetarles sus preferencias y sus necesidades. Al cultivar en nuestras casas el cuidado por nosotros mismos y todo lo que nos rodea.
Si los valoramos, los miramos, les damos seguridad aprenderán a no intercambiar sexo por aceptación.
Si validamos lo que sienten podrán distinguir sus emociones.
Si los amamos sin condiciones, sabrán reconocer el amor.
Los educamos en la sexualidad al aceptarlos. Aceptar sus cuerpos sin insinuarles cómo se verían mejor. Al permitirles sentir placer y frustración.

¿En últimas que más educación sexual que acompañarles a darse cuenta que son ellos mismos los responsables de su propia felicidad?

Seguiré atenta. Dejaré de seguir automáticamente mi impulso a convertir a Eloísa en una niña educada y agradable y le permitiré sentir lo que quiere hacer. Decir que no cuando se trate de ella. Le permitiré apropiarse de sí misma. (¡al menos lo intentare!)

19 comentarios:

  1. Excelente mensaje, siempre he pensado que los ninnos muchas veces son obligados a ser o a hacer cosas para agradar a los demas y eso puede ser el origen de problemas mas adelante. Si nosotras como madres entendieramos lo importante de estar mas atentas a escuchar, entender y observar a nuestros hij@s y dejaramos de lado el " que diran" seria mas facil educar a nuestr@s hij@s en temas tan importantes como la sexualidad. Gracias de nuevo por este enfoque que nos invita a reflexionar.

    ResponderEliminar
  2. Totalmente de acuerdo, gracias por ponerlo en palabras y compartirlo!

    ResponderEliminar
  3. Opino igual que tú, Ana María. Mi hija tiene 3 años y actua igual que la tuya, solo besa a quién quiere y cuando quiere, incluso a mi. Yo la entiendo, y la apoyo, el problema es el resto de los adultos como la familia que se sienten "despreciados" si no les besa. Una muestra de afecto no se puede exigir, si se exige deja de ser una muestra de afecto real, porque se ha hecho de manera obligada. Ocurre que muchas veces, cuanto más queremos respetar y acompañar a nuestros hijos, en todas sus vivencias más adultos encontramos con opiniones contrarias que defienden acaloradamente. Imagino que forma parte de un aprendizaje que hemos de hacer todos, y mirarnos a nosotros mismos en nuestra infancia y crecer en el respeto.
    Gema
    www.criaryjugar.com

    ResponderEliminar
  4. Mi Julieta de 4 años,nunca quiere besar a nadie y cuando juega a ser mamá, llena de besos a sus muñecos, los abraza cómo no lo hace con nadie y al ver eso me lleno de emoción y reafirmo mi decisión de no obligarla jamás a tocar ni ser tocada. hay muchas formas de expresarnos el afecto y todos tenemos diferentes sensibilidades físicas y emocionales, a ella le encantan los masajes y es ahí cuando aprovecho de darle mucho placer, por que es el que disfruta.

    ResponderEliminar
  5. A mi hijo de 3 años y medio casi nunca le pido un beso, sino que le pregunto si yo le puedo dar uno, y casi siempre (a no ser que este enfadado conmigo) me dice que si, y a veces hasta me sorprende con un beso espontaneo y un te quiero mucho (y sabe mucho mejor que un beso robado!)!! Pero a la gente que le pide un beso casi siempre dice que no, y me da mucha rabia cuando le hacen chantaje por un beso o se lo roban a la fuerza!!

    ResponderEliminar
  6. Para evitar situaciones de este tipo, el humor funciona muy bien. Cuando a mi hijo le piden un beso y no quiere darlo, a veces él mismo dice "otro día te lo doy", o le ayudo con una frase simpática:"la fábrica de besos no está lista hoy", o "es que el beso aún está en el horno, cuando esté acabado te lo decimos" o algo así. Suele ser suficiente para el que lo pide sonría y se de por enterado. Y yo también le pido permiso para darle besos (aunque se me escapan muchos); a veces me deja, y a veces prefiere un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me ha encantado tu propuesta de frases de humor. Yo le doy mucha importancia a lo que comentabas de la frase velada No importa lo que tu quieras, o sientas.CLARO QUE IMPORTA mientras no hieras al otro puedes ser libre de hacer lo que consideres.Tampoco es fácil desmarcarse de lo que se supone es herir. Si no me caso a mi madre la mato de un disgusto, se va a molestar pero no la vas a matar. Considero muy importante aprender a decir no. Igual que yo no tengo porque ser amiga de todo el mundo, mis hijos pueden seleccionar a quien quieren o no dar un beso. Imagino que conoceis los cuentos Ni un besito a la fuerza, ni una caricia a la fuerza. Ahi pueden empezar los abusos sexuales infantiles. La sumisión y falta de asertividad es buen caldo de cultivo para esos casos.

      Eliminar
  7. No estoy de acuerdo, a los niños hay que ponerle reglas, y saludar apropiadamente para su edad es una regla (obligación) que hay que seguir, se llama educación!!!
    Hay tantos papás equivocados en su papel, nosotros no somos amigos (de esos tendrá muchos), somos PAPÁS, que lo guíen, que le digan lo bueno y lo malo, que aprendan a socializar, a cumplir con las reglas de etiqueta, a conocer tanto como de educación sexual como educación social... solo tiene dos (papá y mamá).

    A mi me enseñaron a saludar apropiadamente a tanta amiga y amigo de papá y mamá.. y no soy una traumada sexualmente ni una libertina por seguir reglas...

    Es el colmo que tengamos que "negociar" con los hijos para que obedezcan... y en dónde queda nuestra responsabilidad?

    Estoy de acuerdo que la sexualidad es parte de la crianza, pero un tema es "haz lo que te de la gana sin importar nada (lease no saludes a tus abuelos)" y "haz lo correcto"... eso también se habla... y no quiere decir que no podrán decir no cuando de sexualidad se trate.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tu comentario. Nos gusta el intercambio de opiniones y de ideas sobre la crianza.
      Lo que aqui escribimos no son más que reflexiones de nuestra propia experiencia personal y profesional.
      Creemos en una crianza consciente, que más que pautas o reglas, invita a que tomemos decisiones cada vez más conscientes sin simplemente repetir automáticamente patrones aprendidos. Que nos cuestionemos, nos miremos, revisemos nuestras historias y nuestras creencias tan arraigadas.
      Cada familia elige lo que considera que es mejor para sus hijos y lo que es coherente con sus convicciones. Respeto profundamente esto.

      Considero que los niños necesitan límites. Comparto que no somos sus mejores amigos sino sus padres, y que nuestra labor es orientarlos y acompañarlos a descubrir el mundo.
      Ahora, lo que es importante o no enseñarles, depende mucho de lo que es importante para cada persona.
      Para mi es importante que mis hijos crezcan con un sentido de comunidad. Que sepan que sus actos tienen consecuencias en su entorno y en las personas que los rodean. Que hay normas sociales que si se incumplen dificultan la convivencia.
      Y me interesa que entiendan el por qué de estas normas sin tragarlas enteras, me interesa como mamá, cuestionarme cuales son las normas que para mi tienen valor en la comunidad y cuales son solamente repetidas porque asi "tiene que ser".
      Lo correcto a veces es dificil de definir, porque lo que es correcto para mi puede no serlo para el vecino. Asi que considero muy importante que mis hijos descubran sus propias verdades, siendo conscientes del impacto que esto tiene en su entorno. Si son normas que para mi son muy importantes y no negociables, asi lo digo tambien. A nosotros nos parece importante que te bañes todos los dias, asi qye te tienes que bañar.
      Con el tema de saludar, para mi el tema no es tanto si saluda o no, sino obligarla a dar un beso que no quiere dar. Asi que puedo decirle, cuando llegamos a una casa saludamos, asi que tu elige como quieres hacerlo. (tambien hay que tener en cuenta que eloisa tiene 2 años y medio)
      Y enseñarle que ella no es responsable de la felicidad de otros. Si, su conducta impacta en los demás, pero lo adultos necesitamos hacernos cargo de nuestras emociones y frustraciones y no cargar a los niños con esto. Que como adultos no seamos capaces de aceptar que un niño pequeño no quiera darnos besos cada vez que queramos, es un problema nuestro.
      Considero que podemos enseñar normas de convivencia, respetando lo que necesita y siente el niño. A veces no dan besos por muchas razones, no solo porque son unos groseros mal educados, que es lo que los adultos siempre leemos. Puede ser que una personas en particular no le de confianza, o que necesita un tiempo para adaptarse a la situación nueva antes de hacer contacto con otros, (cuando son pequeñitos sobretodo) etc.
      Y creo que la sexualidad pasa por tener consciencia de las propias necesidades y los propios limites. Aprender a decir "no quiero" es muy importante para no ceder a las presiones sociales más adelante.
      Aprender que me gusta y como me gusta. Aprender que aunque el otro se moleste o me presione, yo no soy responsable de su bienestar.

      Gracias por tus opiniones

      Un saludo,
      Ana María Cosntaín

      Eliminar
    2. Totalmente de acuerdo con esto último que expones yo lo veo así. Para mí la educación y amabilidad no se mide por los besos que se dan. Una sonrisa puede resultar más gratificante al receptor que un beso entregado por obligación. Si que les he exigido que si los saludan que respondan hola, que les miren y sonrian. Esas son para mí las normas o reglas, pero los besos son otro tema.

      Eliminar
    3. Yo también opino lo mismo. Cuando insistimos a nuestros hijos a que besen a alguien que a veces ni conocen, les estamos obligando a mantener un contacto físico que no desean y esto nada tiene que ver con la mala educación. Creo que saludar con un hola es totalmente correcto.

      Eliminar
  8. Primero que conste que no suelo saludar con besos a nadie fuera de mi familia, no me gusta. Pero hay un punto que me choca y en el que no puedo estar de acuerdo, como no voy a ensenarle a mi hijo la importancia de hacer feliz a los demas, como no voy a ensenarle que si da un beso a su abuelo lo hace feliz y eso a veces es mas importante que nuestros deseos? Quiero ensenarle que vive en una familia en la que todos los miembros se quieren y se sacrifican por la felicidad de los demas y si eso quiere decir un abrazo y un beso, que menos?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tu comentario. Nos gusta mucho intercambiar ideas y opiniones.
      Creo profundamente en que cada familia elige como criar a sus hijos de acuerdo a sus necesidades y convicciones. Mis reflexiones sobre crianza apuntan a que tomemos decisiones cada vez más conscientes sin simplemente repetir automáticamente patrones aprendidos. Que nos cuestionemos, nos miremos, revisemos nuestras historias y nuestras creencias tan arraigadas, muchas veces sin preguntarme si es lo que elegimos o no.
      Personalmente no creo que seamos responsables de hacer felices a nadie. Es más, no creo que podamos. Muchas veces nos perdemos en este intento. Esperando que los demás nos hagan felices, sacrificándonos por hacer felices a los demás. La Gestalt tiene una visión diferente. Y es la visión que yo he elegido. Hacerme responsable de mi propia responsabilidad y enseñarle a Eloísa a que sea responsable de la propia. Ahora, esto no quiere decir que sus actos no tengan un impacto en su alrededor. Eso tambiñen intento enseñarselo.
      Que sepa que al abuelo le gustan los besos, y que ella elija si quiere darselo, es diferente a decirle si tu no le das un beso al abuelo el se pone triste. Porque considero que el Abuelo es el adulto que debe mirar porque pone su felicidad y bienestar en lo que una niña de dos años decida hacer.
      Con respecto a als normas de convivencia, cada uno elige lo que considera importante, y a mi por supuesto me parece importante enseñarle a los niños a ser parte de una comunidad.
      Igualmente creo que el mensaje puede transmitirse de muchas maneras.
      "Para mi es muy importante que saludes, aqui en esta casa nos saludamos todos cuando llegamos. Como quieres saludar al abuelo?" Por poner un ejemplo.
      En todo caso no comparto el sacrificio por la felicidad de otros. Si, desde el amor, aprender a compartir, a ser empático, a ser capaz de ver las necesidades de otros y acompañarlos, amarlos.
      Repito, cada uno puede elegir lo que quiera para criar a sus hijos. Este es simplemente un espacio de reflexion.
      Un saludo
      Ana María Constaón

      Eliminar
  9. Ana Maria, gracias por responder, nunca se me ocurriría decirle a mi hijo que si no le da un beso a su abuelo este estará triste porque como tu dices no es cierto, pero si le digo que si le da un beso, le dará una alegría y que puesto que nos queremos mucho nos lo demostramos con besos. Pero no puedo estar de acuerdo en que no seamos responsables de hacer felices a nadie, por supuesto que soy responsable de mi propia felicidad, pero también puedo hacer mucho para hacer felices a los demás. Donde esta el amor de pareja, de familia? Vivimos solo para nosotros? Donde esta el altruismo, el dar sin esperar nada a cambio? De todas maneras te agradezco tu punto de vista que siempre ayuda a revisar el propio, y eso es muy sano.

    ResponderEliminar
  10. Simplemente maravilloso, lo he leido varias veces y me parece fantástico.

    ResponderEliminar
  11. Hola,

    Estoy encantada tanto por el post, como por el debate suscitado en los comentarios.
    La pena es que me queda mucho por aprender sobre "que es sexualidad y cómo puedo ayudar a tener una sexualidad sana a mi pequeña"...a mí me reprimieron en tantos aspectos de mi vida que hasta hace muy poco he conseguido ir reconociendo mis propios deseos y lucho por irlos anteponiendo a los de la gente, sin que por ello me sienta culpable o egoísta.
    Gracias por ofrecernos una información tan interesante.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  12. Cuando era una niña sufrí abusos por parte de un familiar y recuerdo perfectamente como mi madre me obligaba a darle un beso cada vez que lo veíamos. Lo cuento porque me gustaría que ningún niño/a sufriese estas horribles experiencias y a veces las señales están ahí y no las vemos. Si tu hijo/a se comporta diferente, arisco o con miedo cuando está cerca de un adulto en concreto, no lo dejéis pasar como si no pasase nada.
    No quiero con mi experiencia y mi opinión sobre este tema hacer que alguien se vuelva desconfiado con todo el mundo y a la primera de cambio piense que su hijo/a esté sufriendo abusos. Sólo digo que estemos atentos, que hablemos con nuestros hijos de ello porque por desgracia pasa más de lo que nos imaginamos.

    ResponderEliminar
  13. Creo que, al vivir en sociedad, debemos respetar unas normas y una mínima etiqueta, pero no estoy de acuerdo en obligar a mis hijos a besar a otras personas. A mí me disgusta el contacto físico con otras personas. Con mis hijos no, me los como a besos y abrazos. Soy una madre "pegajosa". Pongo como ejemplo a mi suegro, una persona por la que no siento ningún aprecio (él por mí tampoco) y que físicamente me repele y siempre que nos vemos grita en voz alta "L. dame un beso!" para que todos se den cuenta de que no se lo he dado. Si a mí me tira para atrás su aspecto y su forma de ser y soy adulta, ¿cómo no entender que a mis hijos les disguste besarlo?

    ResponderEliminar